Está comprobado que el café es malo para la política. "Que le den café" fue la orden militar que segó la vida de Federico Gardía Lorca. El café lleva camino de ser la tumba de un socialismo autista y distante. La Democracia española está en crisis, el país se encuentra dividido y hastiado, su unidad moral se ha roto. Los últimos refrendos autonómicos (Cataluña 48 % y Andalucia 36 %) son la prueba tangible del creciente desinterés por la política de los ciudadanos. Nuestros políticos viven subvencionados, no llevan dinero de bolsillo, viajan gratis, no compran prensa, su peluquería, sus masajes, sus cafés, sus menús, todo esta subvencionado o ... peor. Les importa un carajo la sociedad española y sus penurias diarias. Si pasas por la política y no te haces rico es que eres tonto de manual. El 70 % de nuestra juventud aspira a ser funcionario y el 90 % de los funcionarios coquetea con la política. Y hay un problema añadido, por elevación, ¿para que coño necesitamos una monarquía? ¿para amparar a unos inútiles? Cuando la política es elevada y eficiente, la monarquía brilla. Pero..., en esta situación, uno se pregunta....
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