Si no se afronta la creación de una Banca Pública capaz de nutrir de financiación a emprendedores y pequeñas empresas, nunca crearemos empleos nuevos.
Se necesitan pequeños créditos rápidos para proyectos unipersonales y con la sola garantía de la vialidad del proyecto. Sin la necesidad de jugarse uno la vida, y la de sus allegados, en la empresa.
En la creación de puestos de trabajo, los riesgos deben ser compartidos y eso nunca lo obtendremos de la Banca Privada.
Una Banca que consume sus beneficios en obscenas retribuciones a sus directivos, en pre-jubilaciones injustificadas, en aventuras muchas veces inconfesables y disfraza sus balances maquillando sus activos. No sería criticable si manejaran su dinero, pero están jugando con el nuestro. Con nuestros ahorros, con nuestras nóminas, con nuestro sudor y, ¿que nos dan a cambio? Nos tratan como a ganado a ordeñar.
Si retiráramos solo un 30 % de nuestros fondos y los dedicáramos a la creación de una Banca Pública, se podrían financiar proyectos empresariales para la creación de empleo, dar crédito a pequeñas empresas, regenerar la economía. Solo hay un problema, tendríamos que buscar la forma de mantener a los políticos alejados de la caja. Ya tenemos un ejemplo en la Cajas de Ahorro.
Tal vez sea mejor empezar por una completa renovación de nuestra Ley Electoral.
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