miércoles, 3 de junio de 2009

Jueces

Hubo un tiempo en el que los más sabios y experimentados ancianos de la comunidad se encargaban de otorgar y hacer Justicia. No había Leyes, solo tradiciones y sentido común. Venerables miembros de la comunidad se hacían respetar sentencia a sentencia.

Semánticamente, la palabra Justicia tendía hacia la sublimación, era una palabra importante. Incluso Juez, mantenía ese aire venerable y respetuoso de quien sabe impartir ética y equidad.

Funcionario (de funcionar): Persona que desempeña un empleo público.

Juez. Funcionario. Oposición. Hincar codos y litros de cafeína. De vez en cuando, uno de estos se merece realmente el cargo, pero lo normal es encontrarse unos mendrugos, duros de mollera, que se creen con derechos sobre haciendas y personas. Enfundados en sus togas, para emitir una imagen de respetabilidad que no tienen en vaqueros, escudados en un endogámico corporativismo, cometen tropelías a diestro y siniestro todos los días del año. Son dóciles, nada independientes, viven a la espera de un ascenso o un acta de diputado y tratan a sus administrados como ganado… de la peor especie (algo habrán hecho)

Se equivocan, de cabo  a rabo, en todo. En su percepción de la Justicia, en la aplicación de ésta, en su corporativismo doloso.

No son necesarios los ejemplo, basta oír las noticias, leer periódicos, para comprender la grave degradación funcionarial que sufren las instituciones de nuestro estado. La justicia (ya no se merecen la mayúscula), la política, la educación, la iglesia. ¿Dónde ponemos la esperanza?

Yo todavía confió en la gente, en una sociedad envejecida, dicen, cargada de sentido común y que un día deberá decir, bien alto ¡BASTA!


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