Nadamos en pura mierda. La economía es un fangal por donde los "listos" caminan sobre las piedras. Nuestros políticos nadan en la corrupción y el nepotismo. Nuestra justicia se vende a los poderes políticos y económicos, y cada día huele peor. Nuestros gobernantes utilizan la falacia con total descaro e impunidad, mientras derrochan recursos sin conocimiento. La prensa, jodida, en trance de sucumbir bajo nuevos usos y costumbres, mendiga con la mano extendida sin importarle los malos olores.
La sociedad joven se despreocupa de su futuro y respira sudor y feromonas en conciertos o, campos de fútbol.
No hay ideólogos, lideres con un discurso inobjetable. Mucho gurú de la comunicación, que se beneficia igualmente de la situación e, incluso, le conviene.
Tengo la desagradable sensación de conducir en una autopista por el carril contrario. De ser un "tocapelotas" inconformista. ¿Saben como me vengo arriba? ¿Que me emociona hasta la lágrima?
En estos momentos una vieja serie de Televisión. El Ala Oeste de la Casa Blanca.
Siete temporadas. 155 capítulos. 106 horas de propaganda política al mas puro estilo americano.
Les pareceré infantil por creerme lo que relatan. Sé que es un puro cuento. ¡ Pero Dios como me gusta ese cuento !
Aquí, donde todos nuestros políticos se confiesan de recibir prebendas y regalos, ¡en los casos mas angelicales!. De ahi, para arriba. Donde se pavonean con descaro de privilegios impropios, pagan sus rayas y putas con la tarjeta del Ayuntamiento. Aquí, a ellos les recomendaría que cada noche se vieran un capitulo de esta serie. Como un cuento para conciliar el sueño, como una penitencia para ser un poco mejor al día siguiente. Y para esos políticos de asamblea, de empujón de papá, para esos indocumentados, analfabetos, estultos y falaces, sin oficio, sin conocimientos, a esos les gustará ver a licenciados en Georgetown, Yale, Harvad, escribiendo con propiedad discursos formidables, desde la oratoria. (Va por ti, Leire).
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