El Sr. Polanco, el barrendero de la esquina y yo, último mono de la blogsfera, podemos opinar como nos venga en gana y criticar lo que nos parezca necesario. Esta aparente ventaja, no lo es tanto cuando uno tiene que tragarse las diatribas y exabruptos del Sr. Losantos. Lo que las libertades de expresión y de información garantizan no es la neutralidad de los medios, sino la posibilidad de que el ciudadano pueda contrastar informaciones y opiniones de todas las tendencias. Así pues, en una democracia no es aceptable formular reproches contra un grupo de comunicación por el solo hecho de que adopte una determinada tendencia política.
El Partido Popular esta tensionando las relaciones sociales hasta extremos preocupantes. En breve, todos caminaran por una sola acera, se crearan barrios exclusivos para los de derechas de toda la vida, solo se consumirá la propaganda oficial y se quemaran las opiniones contrarias. En fin, una delicia. Al Sr. Polanco le da miedo físico que estos Populares pudieran alcanzar el poder. A nosotros también.
Solo encuentro una solución, unas elecciones que pusieran a cada cual en su sitio, pero hasta entonces nos esperan días de desazón y miedo.
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