miércoles, 18 de abril de 2007

Hablar por hablar

Una oscura noche, un ronco saxo, un clarinete y las escobillas acariciando la caja.
Fabricada la intimidad, una invitación para las historias pequeñas. Una viuda reciente, insomne y sola. Un loro hembra empolla 4 huevos ante la espectación del propietario y amigos; uno de estos últimos cuenta la historia con la esperanza de adoptar una de las crías. Piano melódico y mas escobillas. Un parado relata un contubernio, una conspiración para impedirle aprobar el carné de conducir camiones; solicita ayuda para encontrar una plaza donde le sea fácil aprobar el examen. Desesperanza. Una canción triste. La noche se va haciendo mas profunda. Ahora, el contrabajo y de nuevo las escobillas rascando la caja. Suena el teléfono, es una novia llorosa; su novio va a casarse, relata, con una venezolana por 7.000 €, según ella, los necesita y se vende. No sabe que hacer, esta asustada y pide consejo a la noche. Una guitarra dulce y una voz angelical cantan al amor perdido. Una madre cuenta sus relaciones y sus penas con su hijo drogadicto. Insomnio. Llanto. Mas desesperanza. Contar, vomitar los problemas al aire, ayuda. Subrayado de un chelo tristísimo. Otra insomne, de risa; su novio es estéril, ella le es infiel una vez y se queda embarazada. Elucubra y divaga como hacer para tenerlo todo, niño, novio, amor..., con todo cariño, un putón verbenero. Cambiamos las escobillas por baquetas y la música se hace de "sábado noche". Las tres de la mañana, mucha gente desvelada. Historias mínimas, voces acongojadas, personas perdidas, faltos de afecto, escasos de amor. La música subraya con descriptiva perfección los estados de animo. 23 años, uno de casada, desempleo, escasez de medios, pobreza, embarazo, emociones encontradas, alegría por lo que llega y preocupación por lo mismo. Depresión en ciernes, problemas de pareja y separación a la vista. Deseo equivocarme. Serrat le pone un poco de optimismo a la historia. Un filosofo de la noche le echa un buen rapapolvo al putón verbenero con pinceladas de integrista moralidad. Café Quijano anima la madrugada ya y las historias van sucediéndose, unas dramáticas, otra irrisorias. En cualquier caso desazonan y te mantienen desvelado.
Yo también tuve un problema hoy, menosprecie un bello gesto de mi compañera y la herí tontamente. Ya le pedí perdón y lo hago de nuevo desde aquí. Se que seré disculpado, ella es generosa y alegre. Lo siento, amor. Un beso.

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