lunes, 23 de marzo de 2009

Hoy he perdido a un amigo.

El mejor amigo que tenia. Sin ninguna duda. Se llamaba Mus, era un perro. Ni siquiera era mio, pero ambos nos habíamos adoptado. Sus profundos ojos negros sabían interpretar mis alegrías y mis tristezas. Yo le quería.

A un perro no le importa si eres rico o pobre, listo o bobo, inteligente o tonto, si tú le entregas tu corazón, él te entrega el suyo. Sin reservas.

¿De cuanta gente podríamos decir eso? ¿Cuanta gente puede hacerte sentir excepcional, especial, extraordinario?
No te olvidaré. Puedes estar seguro. Hasta siempre, amigo.

No hay comentarios: