domingo, 18 de febrero de 2007

Seres humanos

En Diamantes de Sangre, DiCaprio nos demuestra que es un gran actor y que su carrera progresa en buena dirección.
Es esta, una película de África, sin cebras rayadas, sin jirafas ni leonas dormitando bajo hermosos baobab. Es una película de seres humanos, crueles, despiadados, avariciosos. No importa su color, blancos o negros, los seres humanos aquí son las verdaderas bestias de África. Uno echa de menos el clásico festín de supervivencia de las hienas, despedazando los restos de una gacela, y lo primero que viene a la mente es que no hay Dios, no debemos confiar en esa esperanza última.
Creo que debemos reconsiderar la posición jerárquica de los "seres humanos" en este mundo, no creo que debamos estar a la cabeza y mucho menos por "humanidad". En todo caso, reinaremos entre las bestias por nuestro refinamiento y maldad para robar, herir y destruir al contrario.
Volviendo a la película, yo le daría un Oscar al DiCaprio. Aunque, al tradicional estilo de Hollywood, se busque un final feliz, edulcorado y en modo alguno realista, que resta fuerza al film.
Edward Zwick, su director (El Último Samurai, 2003; Estado de Sitio, 1998; En Honor a la Verdad, 1996; Leyendas de Pasión, 1994; y series de TV como "Treinta y tantos" o "Una vez mas") ha prescindido de su actor preferido, Denzel Washington y recurre a una nueva cara negra, Djimon Hounsou, que esta contenido y eficiente. Pero su verdadero éxito esta en haber recuperado para el cine aquella promesa de 1993, que Lasse Hallstrom escogió para dar vida al complicado personaje de Arnie en ¿A quién ama Gilbert Grape? Su excelente trabajo le supuso una nominación al Oscar al mejor actor secundario, Leonardo DiCaprio.
Dos años más tarde intervino junto a Sharon Stone en el western de Sam Raimi Rápida y mortal; y después protagonizó Diario de un rebelde, la dramática biografía de Jim Carroll. DiCaprio logró un gran éxito con su trabajo en Romeo y Julieta de William Shakespeare, una moderna y discutible adaptación del clásico de Shakespeare llevada al cine por Baz Luhrmann.
Aunque la película que le consolidó como estrella fue la superproducción Titanic, de James Cameron, una obra maestra galardonada con once Oscars (al igual que la mítica Ben Hur de William Wyler). Tras la culminación de Titanic llegaron otros títulos: Vidas al límite, donde encarnaba al atribulado poeta Rimbaud; La habitación de Marvin, en la que era el hijo delincuente de Meryl Streep; El hombre de la máscara de hierro, con Gerard Depardieu, Jeremy Irons y John Malkovich; Celebrity, de Woody Allen; La playa, de Danny Boyle; Gangs of New York, de Martin Scorsese- una de sus mejores películas-, Atrápame si puedes, un film de Steven Spielberg con Tom Hanks como coprotagonista, El Aviador, de nuevo con Scorsese (donde se mete en la piel del legendario multimillonario y productor de cine Howard Hughes) de nuevo con Scorsese Infiltrados y ahora a las órdenes de Edward Zwick esta polémica Diamantes de sangre en la que se esfuerza por resultar verosímil y cercano. El retrato de unos mercenarios sedientos de oro, el expolio al que son sometidos Sierra Leona y otros lugares pobres de África aparecen dibujados en una trama de acción y suspense conducida con mano segura por su hábil director. El impacto ha sido grande, hasta el punto de que las compañías que comercializan diamantes han iniciado una campaña de imagen para lavar el retrato que algunos flecos de la película muestran uniendo el oro con la exploración, la sangre y la muerte. Al final, la mejor conclusión es la que ya expresara Gary Cooper en El jardín del diablo (1954) de Henry Hathaway: "Si el mundo estuviera hecho de oro, los hombres se matarían por un puñado de tierra".

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