sábado, 23 de diciembre de 2006

Un Plan de Jubilación


Iglesias niega "ilegalidades" en su política urbanística y el PP insiste en el "pelotazo". (Foto y comentario de Heraldo.es).
Un gobierno debe ser honesto, responsable y dedicado a sus conciudadanos.
Cuando se tiene el poder, se tiene la ley, y es sumamente fácil revestir de legalidad decisiones bastardas y especulativas encaminadas a favorecer a los amigos.
Esto es lo que yo llamo un buen plan de jubilación para el futuro.
Desgraciadamente, de estas practicas se aprovechan la mayor parte de nuestros políticos, sin distinción de ideas, ni de partidos.
Nuestra defensa está en los votos. Eso nos dicen, pero ¿Es suficiente?. En un periodo legislativo, cuatro años, se puede uno labrar un buen futuro a costa de sus votantes.
La tan cacareada separación de los poderes del Estado, Legislativo, Ejecutivo y Judicial es mas retorica que efectiva, mas interesada que real. Mal rollo.
En la sociedad, los poderes económicos se soslayan con los políticos y, ambos, usan a su antojo y beneficio los medios de prensa, de sindicación y las iglesias. También produce yuyu.
Las organizaciones grandes y jerarquizadas, (Políticas, Empresas, Iglesias, Colegios Profesionales, etc) terminan por alinear a sus miembros y domesticarlos hasta alcanzar su nivel de incompetencia. (Estadio en el que son fácilmente manejables).
Analicen la Cámara de Diputados ¿Cuantos conocen? Apenas una docena, los demás siguen dócilmente las ordenes. No hablan, pero trabajan - los defendería alguien.
Si tuvíeramos la oportunidad de visitar todos sus despachos, los 350, encontraríamos mesas llenas de papeles, abarrotadas de carpetas (Como queriendo decir "Mira cuanto trabajo tengo") otras, las encontraríamos limpias, relucientes y ordenadas (Nos estarían diciendo "Mira que eficiente soy, que bien trabajo". Si encontráramos alguna con restos de un bocadillo y una lata de coca vacía, sería la excepción, sería la del que de verdad trabaja.
Tenemos, los ciudadanos, que empezar a clamar por las listas abiertas. Queremos enviar a representarnos a gente próxima e independiente, que podamos pedirle cuentas cada fin de semana, y que si nos falla podamos sonrojarlo hasta hacerle esconderse entre las piedras, como vulgar sabandija.
Vayan pensando en ello,

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